Una de las grandes maravillas que podemos encontrar en la ciudad de Sidney es el Puerto de la Bahía (Sydney Harbour Bridge en inglés), que cuenta con un puente con unas de las vistas más bellas que podamos encontrar en cualquier lugar del mundo.
El Puerto de la Bahía de Sidney tiene nada más y nada menos que 240 km de costa, lo que permite que sea el punto de centro de unión con la costa norte.
Construcción del Puente de Sidney
Para su construcción se tardaron ocho años. Se empezó a construir en el año 1926 siendo inaugurado para el disfrute de sus ciudadanos y los millones de visitantes que recibe al año, concretamente el día 19 de Marzo de 1932, por los ingenieros G.C. Imbault, J.J.C. Bradfield y R. Freeman, G. Roberts.
En los detalles previos a su realización se tuvieron en cuenta aspectos como el paso de barcos y veleros que navegan a diario, por lo que el puente dispone de una altura de 49 metros.
Si conducimos sobre él tendremos que cruzar hasta 1.149 metros, poco más de un kilómetro, una cifra nada corta teniendo en cuenta que se trata de un puente, cuya finalidad en su construcción era la unión entre la zona comercial y de negocios, con los trabajadores que acudían de pueblos y localidades cercanas a ganarse el jornal.
Un lugar mágico de contrastes de colores
Cuando hace sol, el agua adopta un intenso color azul y empieza a masificarse de una gran cantidad de veleros, transportadores y cruceros llenos de gente que quieren disfrutar de uno de los mejores días de su vida.
Además, teniendo en cuenta que alrededor del puerto podemos encontrar una gran cantidad de parques naturales, nos ayudará, más si cabe, a disfrutar de la ciudad a un nuevo nivel.
Tours de ascensión
Una de las formas más interesantes de disfrutar de este puente es participando en lo que se conoce como los Bridgeclimb; básicamente son viajes concertados que duran hasta tres horas donde nos desplazaremos con otros turistas hacia la parte más alta del arco del puente.
Lo más atractivo de este puente es que el público puede subir a los arcos sin ningún tipo de restricción y disfrutar de una de las mejores vistas que se pueden descubrir de toda la ciudad.
A cada uno de los lados de este arco podemos encontrar dos pilones que tienen una altura de 89 m. Cuando subimos a estos arcos podemos tener una visión periférica del lugar consiguiendo ver todo en un ángulo de 360°.
El Puente de la Bahía de Sidney cuenta con nada menos que ocho carriles para que puedan circular los coches además de un ciclovía y dos líneas de ferrocarril.
Sin embargo, esto se hace siempre respetando las máximas condiciones de seguridad: se identifica si un transeúnte puede estar borracho o en condiciones de atender. Además, una de las fastidiosas restricciones es que no nos van a dejar subir cámaras para hacer fotos… Eso sí, el propio guía nos hará una fotografía de recuerdo que, lógicamente, tendremos que abonar.
Un puente de aparición obligada en cualquier guía turística de Australia y que todo aquel que ha tenido la suerte de visitar, lo recuerda con brillos en sus ojos y es que se trata de un paraje único que no puedes dejar de visitar.